Secas y sin vida, pero con ese ruidito que nos encantaba. Alguien diría aburridas, pero supimos buscarles los colores, los matices, las formas y tamaños. Las retratamos. Aprendimos a ser uno: vos y yo, y las hojas.

Hoy necesitaba despertar con un buen día y lo conseguí.

Lástima, llegó la primavera.